Frustrados Y Angustiados: Mal Año Para Los Abogados De Inmigración En Ee Uu.
Cada semana, la letrada estadounidense Linda Rivas cruza varias veces la frontera con para asesorar a cientos y cientos de inmigrantes que están hacinados en humildes refugios de Ciudad Juárez debido a la estricta política migratoria del presidente Donald Trump.
Es una zona insegura. Tiene miedo de que la secuestren o bien de ser víctima de algún tiroteo. En ocasiones acaba el día con dolor de riñones pues entrevista a tanta gente que no toma agua ni va al baño. Lo peor, asegura, es la impotencia de sentir que en muchos casos ya no puede asistir.
"Nunca he llorado tanto en frente de mis clientes como en los últimos dos años'', afirmó Rivas al rememorar el caso de unos mellizos de un año que fueron separados de su madre. "Creo que hacemos sacrificios heroicos por no fracasar, pero aun de esta forma fracasamos''.
Rivas es parte de un ejército de abogados que bajo la presidencia de Trump trabaja casi sin descanso a fin de que inmigrantes sean admitidos en o no sean expulsados de la noche a la mañana y siente en carne propia los efectos de las medidas de la administración republicana.
Familias mexicanas se reúnen por solo tres minutos en la frontera entre ambos países. /AFP
Uno de los pilares de la presente política migratoria de Estados Unidos es restringir el número de inmigrantes que llegan y están en el país.
Con cada vez más cuestionamientos de cada caso, más retrasos en las decisiones, fuertes limitaciones al asilo y constantes cambios en las políticas, muchos abogados aseguran que viven una carrera de obstáculos y que su agobio ha escalado debido a agotamiento y frustración.
La abogada Taylor Levy dice que unos dieciseis inmigrantes han acabado en Urbe Juárez, en el estado de Chihuahua, debido a un nuevo programa de Trump a fin de que aguarden en México mientras que sus peticiones de asilo se ventilan en las cortes estadounidenses. Ella asegura, no obstante, que no ha visto a más de diez abogados cruzando la frontera desde El Paso, Texas, para asistir a toda esa gente.
Entre los que llegan, dice Levy, no todos resisten. "Ya no pueden lidiar más con el trauma psicológico de sus clientes'', agrega en referencia a las situaciones de violencia de las que muchos inmigrantes escapan en sus países de origen.
Un grupo de personas corren sobre el Río Bravo, en el punto fronterizo del Paso del Norte, en Urbe Juárez (México) con la intención de ingresar a territorio estadounidense./ EFE
Levy, sin embargo, se sube en un Jeep para conducir sobre el barro y poder llegar a los refugios, procurando descubrir qué casos son "los peores'' o más urgentes.
"Uno trabaja sin casi esperanza'', señala tras explicar que antes de Trump no veía a clientes del servicio en México. Tampoco lo hacía Rivas.
En el interior de E.U., los casos se apilan en las mesas de los abogados: al tiempo que en dos mil diecisiete medio millón de casos estaban pendientes en frente de jueces de inmigración, la cantidad ahora es de más de un millón, con personas que a veces esperan cuatro años para poder ver finalizado su proceso, señala un informe de la organización de análisis de datos de la Universidad de Syracuse.
Los abogados que ayudan a inmigrantes a entrar al país con el aval de empresas se han visto desbordados por el fuerte cuestionamiento con que el gobierno responde ahora a peticiones de visas H1B de trabajo. Más de sesenta y nueve solitudes fueron denegadas en este pasado año fiscal mientras que en el 2015 la cantidad fue de unas 13.000, conforme datos oficiales.
Migrantes centroamericanos son detenidos por la patrulla fronteriza estadounidense tras cruzar la barda fronteriza, cerca de Urbe Juárez./ EFE
En , la letrada Ana María Bazán perdió dinero tras la llegada de Trump al poder, ya que trabajaba más horas pero cobraba exactamente las mismas tarifas que antes. Finalmente las aumentó y ahora tiene clientes del servicio que se quejan de ese aumento de costes.
Hace poco contrató por vez primera a una consejera en salud mental a fin de que le ofrezca a ella y a sus asistentas en sus oficinas de Queens una sesión de de qué manera superar el llamado "trauma secundario'', es decir, la tristeza y preocupación que produce a un abogado oír las historias de clientes de forma constante.
"Tenés que ponerte un escudo para no sentir'', explicó la abogada, quien mantiene un bulto de pañuelitos en su mesa, libre para los clientes del servicio que lloran.
Yoga y clases de meditación
La presión y los constantes cambios en políticas migratorias provocaron que sintiera que se "ahogaba'' en un momento dado, admite la peruana, que recientemente efectuó una sesión de meditación por la red que ofrecía la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración en uno de sus entrenamientos para abogados. abogados inmigración
Más conocida como AILA por sus siglas en inglés, la asociación ha agregado clases de y sesiones de meditación en sus conferencias nacionales, algo que no hacía ya antes de Trump.
"Hemos visto que ha aumentado el número de miembros que piden recursos para lidiar con el estrés, con el trauma. Eso ha aumentado de forma tremenda en los últimos cinco años'', dijo Reid Trautz, director del centro de profesionalismo y prácticas de AILA.
La organización ha creado una sección en su portal de internet con podcasts para meditar y vídeos sobre de qué manera hacerlo.
Hay abogados, sin embargo, que han cambiado de empleo o bien han dejado de tomar nuevos casos. Eso mismo hizo Aidil Oscariz, en , quien cerró su oficina en dos mil diecisiete y sólo lidia con casos viejos, anteriores a Trump.
"Ahora es demasiado desgastante emocionalmente'', expresó Oscariz, que ejercitó por prácticamente una década y ahora trabaja aconsejando a organizaciones sin fines de lucro. "Ahora todo es tan político... Es durísimo saber que uno tiene pocas posibilidades de ganar''.
Rivas, la abogada de la frontera, pasa las veinticuatro horas del día pendiente de su celular, por si acaso el gobierno le avisa de la deportación de clientes o alguno de ellos la llama. La estadounidense, que a veces ignora las advertencias de inseguridad, suele cruzar caminando el puente fronterizo en diez minutos para eludir una caravana vehicular de hasta siete horas por exactamente el mismo trayecto.
"Si no vamos a México, esta gente no podría tener abogados'', explicó. La organización Las Américas que ella dirige atendió en 2016 a menos de 300 inmigrantes en centros de detención de E.U.. Este año, asegura, atendió a 500 en esos lugares y a otros 500 en México.
La letrada Christine Alden./ AP
Otros abogados, como Christine Alden, que encabeza el capítulo de AILA en el sur de la Florida, consideran que "este es sin dudas el momento de más retos para un letrado de inmigración''. Para ella, el panorama no luce prometedor en lo inmediato.
"Va a empeorar en dos mil veinte por el hecho de que es un año electoral'', afirmó Alden, que incluyó una sesión de meditación en la fiesta de final de año de los abogados de inmigración de Miami y ha organizado sesiones mensuales con expertos, de yoga en la playa, y de meditación.
Más abogados privados aseguran que efectúan trabajo de forma gratuita en la era Trump para asistir a los inmigrantes que no se pueden permitir altas tarifas. Pese a su nivel de agobio, muchos no bajan los brazos.
"Me sostiene trabajando porque (los inmigrantes) están combatiendo por ellos mismos'', dijo Rivas, una madre soltera de 2 pequeños. "Lo menos que podemos hacer es pelear por ellos''.
Fuente: AP